La primera casa de bambú construida por los voluntarios de la Tosepan
Titataniske se terminó el viernes 29 de septiembre de 2017 en la
tarde. Una familia, compuesta por una madre y su hijo, pidieron que se
construyera en su terreno, allí donde antes hubo una vivienda de adobe
y cemento. Esta es la primera imagen de dos damnificados que recuperan
su hogar.
La primera acción de reconstrucción del proyecto Tamakepalis se dio en
San Francisco Xochiteopan, municipio de Atzitzihuacan. Deberán
perdonarnos la cursilería, bien justificada por lo demás, pero lo que
formamos parte de esta iniciativa comunitaria nos emocionamos al
máximo. Normal. En tiempos tan borrascosos como los que vivimos, dar
un pasito representa un gran brinco.
La casa de bambú es solo el inicio
Los maestros de la Tosepan, indígenas nahuas todos ellos, edificaron
esta obra con el bambú, las láminas y los materiales que trajeron
desde Cuetzalan, en un terreno localizado al principio por las
brigadas del Centro Universitario para la Prevención de Desastres
Regionales (Cupreder) y el Centro Universitario de Participación
Social (CUPS) de la Universidad Autónoma de Puebla. Esa casa de bambú
representa, pues, el inicio de un plan de reconstrucción integral. De
la comunidad para la comunidad.
Los cuetzaltecos continuarán armando viviendas provisionales, pero
hasta el martes próximo, porque han regresado a sus serranos pueblos
para celebrar las fiestas patronales. Se pondrán sus trajes
tradicionales, se colocarán el atuendo de danzantes y voladores, y
comerán tayoyos o frijoles con xocoyoli o los más diversos quelites de
la región, después de sahumar los lugares sagrados.
Mientras, decenas de brigadistas del CUPS, avezados alfabetizadores,
cuidadosos en establecer la relación con las personas, no han dejado
de trabajar toda la semana, derribando casas, haciendo entrevistas,
llevando ayuda. El sábado 30 de octubre hicieron un croquis de la
comunidad de Santa Cruz Cuautomatitla, de Tochimilco, para determinar
dónde están las casas, cuales están dañadas, cuantas han sido
derribadas o deben derribarse. Samuel Contreras y Vicente Nolasco, del
Cupreder, coordinarán las operaciones. El gobierno no tiene
información o no la quiere dar; la dirección de Catastro, que tan buen
material nos dio en 1999, fue derribada por Moreno Valle; otro de sus
derribos, no sísmicos pero sí desastroso. Hay que hacer lo que ya
había, ni modo.
El peligro en esta población abarca todo el pueblo, que se asentó
desde su fundación a 15.2 km del cráter del Popocatépetl, en unos
cerros que se formaron cuando el anterior cono volcánico estalló, hace
unos 27 mil años, desparramando sus componentes en un abanico que
llegó a 80 km de distancia del foco eruptivo, y formó innumerables
montes que 24 mil años después ocuparon pobladores nahuas y de otros
pueblos.
Secuelas del temblor o por qué se ocupa una casa de bambú
En el siglo XIX se les ocurrió dividirlos entre los estados de Morelos
y Puebla. Pero las barrancas que rodean la localidad, que se asemejan
a las de la Sierra Norte, tienen más de 60 metros de profundidad, se
desgajan en derredor de las casas y el temblor del 19 de septiembre
sacudió las estructuras como si fueran arena de playa, y, como tal, se
movieron, produciendo rebanas que le hicieron perder hasta seis metros
de un jalón y desnivelaron las casas, ya de por sí zarandeadas por las
fuertes ondas verticales y horizontales producidas por el temblor.
Cualquier geotécnico respetable diría que todo el pueblo debería
reubicarse, pero eso parece imposible a los ojos de un sociólogo. Lo
correcto es pedir opinión a los verdaderos expertos, los integrales, y
tomar decisiones sabias.
Pero en Cuautomatitla esperan viviendas del proyecto Tamakepalis y los
maseuales de la Tosepan se las harán. La primera casa de bambú es el
prólogo de muchas otras. ¡Cómo chingaos no!