Iniciativa Tamakepalis
La ayuda entre hermanos ante los sismos de Septiembre del 2017
El mes de septiembre del 2017 será recordado en la historia de México
por la devastación que dejaron dos sismos en varios estados de la
República. El 7 de Septiembre ocurrió el primero de ellos con
epicentro en la costa Chiapaneca y una magnitud de 8.2 grados en la
escala de Richter, expresando miles de réplicas en los días
posteriores. Este que ha sido el terremoto más fuerte que se tiene
registrado en la historia de México, dejó graves afectaciones en
comunidades del Itsmo en Oaxaca y de la Costa de Chiapas. Doce días
después ocurrió el segundo sismo, cuyo epicentro se presentó entre los
límites de Morelos y la mixteca Poblana, con una magnitud de 7.1
grados en la escala de Richter.
Ese 19 de Septiembre se conmemoraban los 32 años de aquel terremoto
que en 1985 habría causado fuertes daños en la Ciudad de México, y en
esta ocasión, el sismo del 2017 originaba estragos en el centro del
país, reportando cuantiosos daños en los estados de Morelos, Puebla,
Estado de México, y de nuevo, la Ciudad de México. Y ante la magnitud
de estos impactos, se expresó una vez más la respuesta solidaria desde
el propio pueblo de México. Una de estas expresiones es la iniciativa
Tamakepalis, que nace de una historia en donde las familias campesinas
que conforman la Unión de Cooperativas Tosepan, conjuntaron sus
esfuerzos con instituciones académicas (especialmente con el CUPREDER)
y organizaciones de la sociedad civil, para apoyar en los procesos de
reconstrucción de comunidades afectadas.
La Unión de Cooperativas Tosepan es una organización conformada por
campesinos indígenas de la Sierra Nororiental de Puebla, que en ese
2017 celebraba sus 40 años de existencia. La forma más simbólica de
celebrar sus cuatro décadas de vida organizada, fue haciendo una
reflexión conjunta para definir el Plan de Vida para los siguientes 40
años. Una parte muy importante de este proceso de reflexión, fue el
de escuchar a las socias y socios fundadores, quienes nos guiaron para
entender los valores de nuestros pueblos, desde la sabiduría de los
abuelos. Uno de estos valores que se expresó con mayor claridad, fue
el de tamakepalis, palabra de la lengua náhuat que en español se puede
traducir como “mano vuelta”. El tamakepalis o mano vuelta, es una
práctica común en nuestros pueblos serranos, que expresa el valor de
la solidaridad y la ayuda mutua, a la que recurren las familias para
ayudarse entre sí en los momentos que más lo requieren.
De tal forma que los temblores del 2017 nos tomaron justo en un
momento de reflexión y celebración. Nuestro territorio no había sido
dañado por los sismos, pero sabíamos que en muchas partes había miles
de hermanas y hermanos que estaban sufriendo fuertemente esos
daños. Este problema que se estaba viviendo en otros lados lo sentimos
como nuestro, lo que nos motivó a reflexionar y a dialogar sí podíamos
hacer algo para participar con quienes tenían que afrontar este
problema. Y en esta reflexión nos dimos cuenta que teníamos varias
cosas con las que podíamos aportar: nuestra experiencia en el programa
de vivienda, nuestra experiencia en técnicas alternativas de
construcción, nuestros recursos como el bambú, y sobre todo, nuestros
40 años de vida organizada. De esta manera, en la Asamblea Regional de
Mesas Directivas de Septiembre del 2017, asumimos el acuerdo de lanzar
una iniciativa a la que dimos el nombre de Tamakepalis, retomando este
valor que nos compartieron nuestras abuelas y abuelos.
A la par que realizábamos este procesos de reflexión, nuestros
compañeros del Centro Universitario para la Prevención de Desastres
Regionales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (CUPREDER –
BUAP), nos propusieron sumarnos a las brigadas de monitoreo que ellos
estaban realizando en las comunidades poblanas que habían sido
afectadas por el sismo, ubicadas al sur del estado. En la primera
visita que hicimos de forma conjunta, nos dimos cuenta que uno de los
problemas más sentidos a resolver, era el de socorrer a las familias
que habían perdido sus casas. En respuesta a ello ideamos el construir
albergues familiares, utilizando técnicas de construcción con bambú
que en unos pocos días permitieran levantar un espacio habitable, como
una medida emergente para familias que hubieran perdido su casa, en
tanto se realiza el proceso de reconstrucción definitiva. Con
aportaciones de los socios de Tosepan que donaron bambú, construimos
el primer albergue en la comunidad de San Francisco Xochiteopan del
municipio de Atzitzihuacan, a solo una semana después de haber
sucedido el sismo. Y construyendo este primer albergue pudimos conocer
a nuestros hermanos de Santa Cruz Cuatomatitla, municipio de
Tochimilco, quienes se acercaron para solicitarnos la ayuda, lo que
nos llevó a visitar esta comunidad por parte de quienes estábamos
impulsando la iniciativa Tamakepalis.
Acercarnos a Santa Cruz Cuautomatitla unos días después del temblor,
ha sido una experiencia inolvidable. Este pueblo enclavado en las
faldas del volcán Popocatepetl, estaba reaccionando ante los efectos
del sismo que les había dejado la mitad de las viviendas con algún
tipo de daño (desde daños parciales hasta pérdidas totales). La
organización de este pueblo para actuar ante esta contigencia, emanaba
un vigor que ante la zozobraba de un grave siniestro, emitía una
fuerte esperanza. Unos se organizaban para demoler escombros de
viviendas dañadas. Otros preparaban alimentos en un comedor organizado
por el propio pueblo, para alimentar a todos quienes estuvieran en
Santa Cruz (tanto a quienes ahí viven, como a los que llegaban a
ayudar). Otros más organizaban la distribución de víveres que llegaban
desde distintas colectas, recabadas con la aportación de muchas
personas. Y todos expresaban su agradecimiento a quienes de alguna u
otra manera ayudaban a este pueblo. En los hechos, encontramos un
pueblo que en esos momentos ponía en práctica el valor del
tamakepalis, ayudándose entre sí las personas del mismo pueblo, lo que
posibilitaba a su vez canalizar de mejor forma la ayuda que llegaba de
otros pueblos.
Y fue la energía de la comunidad de Santa Cruz Cuautomatitla, la que
dio impulso a la iniciativa Tamakepalis. La construcción de albergues
familiares de bambú, fue la estrategia que permitió dar una respuesta
inmediata en el proceso de reconstrucción de la comunidad, y para
hacerla efectiva, tuvimos que estructurar toda una campaña de
acción. Las familias que forman parte de la Unión de Cooperativas
Tosepan se organizaron para donar bambú, mano de obra y recursos
económicos. A la par, muchas personas de otras partes se vieron con el
interés de aportar a esta iniciativa, por lo que se abrió una cuenta
para recibir sus donativos en dinero. En esta cuenta han depositado
sus aportaciones personas de muchas partes de México y de otros 11
países. De la misma manera, profesionistas y estudiantes de la
construcción, aportaron con su trabajo para el acompañamiento técnico.
La inercia de la organización comunitaria del pueblo de Santa Cruz,
hizo posible que las primeras acciones de la reconstrucción fluyeran
con solidez, y a partir de esto se pudo vislumbrar la posibilidad de
emprender la reconstrucción definitiva. Fue por esto que se pudo
proponer a Fundación Banorte que destinara recursos para la
reconstrucción de casas en esta comunidad, con lo que ahora se tiene
la meta de intervenir en 100 viviendas que hayan sido dañadas por el
sismo. La gestión e implementación de estos recursos se puso a
consideración de la Asamblea del Pueblo de Santa Cruz Cuautomatitla,
en donde se decidió aprobar esta gestión. En función de esta decisión,
se conformó el Consejo Comunitario de Reconstrucción, integrado por
personas que tienen algún cargo en la comunidad, con la función de
designar, observar y analizar la implementación de este proceso de
reconstrucción. Con la coordinación del CUPREDER, instituciones
académicas como la Facultad de Ingeniería de la BUAP y la Facultad de
Arquitectura de la UNAM, han hecho importantes contribuciones a las
soluciones técnicas para una reconstrucción efectiva. Y toda esta
experiencia de acción colectiva, está dejando grandes aportaciones y
enseñanzas de vida, a todos quienes de alguna u otra manera se están
integrando en la iniciativa Tamakepalis.
Una de las aportaciones más importantes de la experiencia del pueblo
de Santa Cruz Cuautomatitla, es que ha permitido que desde la
iniciativa Tamakepalis se estén emprendiendo acciones para apoyar en
otras comunidades afectadas de los estados de Morelos, Oaxaca y
Chiapas, con acciones como el acompañamiento para la gestión de
recursos y el levantamiento de albergues familiaraes de bambú. Al
igual que en el caso de Santa Cruz Cuautomatitla, estas experiencias
que se están acompañando emanan de procesos organizativos que se
gestan desde las propias comunidades. Especialmente interesante ha
sido la sinergia desarrollada con la asociación civil Ambulante, para
canalizar recursos en acompañamiento a la preparatoria José Martí de
San Francisco Ixhuatán, así como para la Asamblea de Pueblos Indígenas
del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio.
A un año de aquellos sismos que sacudieron la tierra, podemos
agradecer que esos movimientos telúricos acercaron la voluntad de
muchas personas, que han hecho de la iniciativa Tamakepalis una
verdadera ayuda entre hermanos.